En el espacio en el que dura una temporada de cualquier deporte de base, suelen aparecer diferentes momentos en los que madres y padres se plantean que su hijo/a abandone la práctica deportiva. Habitualmente existen un motivo que se repite año tras año: “ha sacado malas notas”. Así pues, también pueden existir motivos menos habituales derivados de: la gestión y estilo de los entrenadores o entrenadoras (autoritario, democrático,…) que se contraponen a las necesidades personales del joven deportista o una filosofía de club que difiere con los intereses del joven deportista (deporte de rendimiento vs deporte de ocio).
En cualquier caso, y antes de tomar la decisión de que un hijo/a deje el deporte, es importante entender como el deporte nos enriquece muy positivamente en aspectos que están fuera del propio contexto deportivo.
A continuación planteo algunos de los beneficios más importantes que deberían conocer todas las madres y todos los padres, y que los psicólogos del deporte deberían exponer dentro de sus clubes como parte de sus funciones psicoeducativas:
- Fomenta la creatividad: sobre todo los deportes que tienen un componente técnico-táctico, ya que permiten libertad de movimientos. Se plantean contextos abiertos donde el joven debe encontrar soluciones.
- Crecimiento neuronal: la actividad física potencia un proceso que culmina en un mayor crecimiento neuronal, gracias a la mayor creación de BDNF.
- Favorece el aprendizaje y la memoria: la producción neuronal en zonas de la corteza cerebral y del hipotálamo suponen un apoyo a procesos de memoria y aprendizaje fuera del deporte (ámbito académico y/o trabajo).
- Previene el impacto de enfermedades neurodegeranitvas en personas con predisposición genética: esto supone que la creación de un hábito deportivo en edades tempranas tiene una mayor posibilidad de consolidar la práctica deportiva adulta y servir de prevención de enfermedades como Alzheimer, Parkinson…
- Genera emociones positivas: durante la práctica deportiva se segrega dopamina y noradrenalina que provocan una sensación anímica positiva en la persona. Este aspecto influye positivamente en nuestro sistema inmunológico.
- Provoca un efecto relajante que compensa el estrés: los analgésicos naturales (endorfinas, encefalinas y dinorfinas) que segregamos en la práctica deportiva favorecen la relajación del cuerpo y nos producen sensación de bienestar.
- Favorece el autoconcepto y la autoestima: nos permite poner nuestras habilidades frente a retos desde un contexto lúdico, lo que hace que asimilemos mejor el aprendizaje y que sumemos en la seguridad que tenemos sobre nosotros mismos y cómo nos valoramos.
- Favorece conductas sociales y generación de valores: pertenecer a un grupo y establecer reglas en un contexto flexible, donde todos aportamos para conseguir los objetivos, nos hace entender la importancia de la vida en sociedad y favorece un menor número de conductas anti-sociales.
Juan Vicente Blázquez Garcés
Psicólogo del Deporte
www.juanviblazquez.com