APECVA | Enviado por David Peris Delcampo en agosto de 2012
¿Fracaso Olímpico en fútbol por “exceso” de confianza?
La selección española de fútbol ha hecho algo histórico: encadenar tres grandes campeonatos consecutivos (Eurocopa 2008, Mundial 2010 y Eurocopa 2012). Seguramente todos recordamos aún el “Podemos” que se repetía una y otra vez y que sustituyó al “tenemos que” (pasar de cuartos, ganar algo de una vez). La Euro 2008 la ganó España con una filosofía de juego clara por la que apostó el entonces seleccionador (Luis Aragonés) unos años antes, a pesar de las críticas. Obviamente, España tenía (tiene) un gran equipo (como tantas otras veces en otros momentos se ha dicho, aún sin lograr nada). Algo cambió (ya no era una obligación ganar, era un reto; y una apuesta muy clara respecto a cómo podían jugar para alcanzar un alto nivel). Y España gana la Eurocopa después de cuarenta años. ¿Influye el plantearlo como un reto y no como obligación? ¿Influye el que el seleccionador apueste claramente y a pesar de todo por un estilo definido? ¿Influye el que los jugadores “sepan dónde están” y crean realmente que ese es el “camino a seguir” para tener serias opciones de éxito?
Hace bastante poco, después de lograr la selección española de fútbol su tercera Euro, la del 2012, y mantener el dominio en campeonatos europeos de selecciones inferiores, España de fútbol (selección sub-23) volvía a jugar unos Juegos Olímpicos. Los mensajes que se escuchaban en los medios de comunicación tenían que ver con que “España debe encadenar las tres grandes competiciones y los juegos, nadie lo ha hecho”. Sería algo histórico.
La autoconfianza tiene que ver con la creencia realista de que haciendo lo que uno sabe hacer puede lograr aquello que se propone. Hablamos de realismo. De criterio objetivo y basado en lo que realmente se puede hacer, controlando lo que ocurre y fomentando la percepción del control de lo que está pasando. Y, algo muy importante en este sentido y muy relacionado es el plantearse el objetivo como un reto y no como una obligación. Muchas veces es la diferencia entre que el balón dé al palo o entre. Entre levantarse ante la adversidad o lamentarse por la mala suerte. Entre pensar en “voy a ver si logro meter el balón en la portería” o “uff si no marcamos”. Entre “fluir hacia el reto” y el “miedo a perder”.
Aparentemente, esto puede pasar desapercibido y se puede enmascarar como “mala suerte”, “algo increíble” o similar. Pero es algo más: una baja autoconfianza (o falsa autoconfianza que es otra cosa que puede actuar de forma similar) conlleva miedo y falta de precisión en momentos clave.
La autoconfianza se genera con esa percepción realista de que realmente se puede hacer aquello que se quiere conseguir: es una creencia verdadera, basada en la realidad; y no una idea o mensaje que tiene poco fundamento real y la persona no se cree en el fondo. Basada en experiencias anteriores, en mensajes adecuados y en planteamientos correctos que tienen que ver tanto con el cómo y qué hacer en la competición, como con los tipos de objetivos que se plantean.
Es importante, en este sentido, ser realista y lanzar mensajes adecuados desde los responsables que queden impregnados en cada jugador y en el equipo. En ocasiones y dependiendo de las circunstancias, no es fácil fomentar una adecuada autoconfianza pero, si no se tiene es muy probable que las dudas impidan tener un acierto “normal” en situaciones que pueden resultar claves. ¿Esto es exceso de confianza? No, es una autoconfianza baja ya que no se basa en el realismo. ¿Es lo que le pasó a la Selección Olímpica Española de Fútbol? Puede ser…
Es difícil en pocas líneas explicar los entresijos de la autoconfianza. Y muchas veces, las circunstancias complican mucho el poder mantener esta variable psicológica en el nivel adecuado para el óptimo rendimiento, además de que sabemos que existen múltiples factores que influyen en el éxito deportivo…
¿Es lo que le pasó a la Selección Olímpica Española de Fútbol? Desde fuera, no podemos saberlo con certeza, aunque lo podemos intuir; sí parece que no eran unas circunstancias fáciles para que ese equipo pudiera rendir al máximo. ¿Autoconfianza? Desde una mirada desde el exterior, parece que ha sido una variable psicológica determinante, como también lo es en cualquier otro ámbito de rendimiento individual y grupal. Y eso claro, visto desde fuera.
David Peris Delcampo, agosto de 2012.